...Os proponemos, entre otras, las siguientes lecturas, libros a la venta en el Museo de la Radio, Espacio Medioambiental y en el Centro de Interpretación Las Salinas:
- Poza de la Sal y los pozanos en la Historia de España. Feliciano Martínez Archaga (2009).
El capítulo 1 comienza así: "Los orígenes de esa estampa de arcaísmo medieval que se llama Poza, tienen sus vinculaciones con otros poblados más primitivos romano-celtibéricos, asentados en las cercanías de su casco urbano actual, ya que no en el subsuelo del mismo: parece evidente (...) que, por el Este, en La Vieja y Alto de Milagro, ha existido una población romana o céltica romanizada, y, por el Oeste, en la cima y faldas de El Castellar, otra población del mismo o semejante parentesco racial y cultural; y que tales poblaciones de alguna manera empalmarían con nuestra Poza de la Sal".
- Las salinas de Poza de la Sal. Eduardo Saiz Alonso (2001).
La introducción comienza así: "Poza de la Sal es una vieja villa burgalesa que sede el borde del Páramo de Masa se asoma a la llanura burebana. La mayor trascendencia que Poza ha tenido en la historia ha sido la producción de sal, sin olvidar, no obstante, que siempre hubo una importante actividad ganadera y una gran variedad de labores artesanales, así como cierta dedicación agrícola, sobre todo de frutales; pero ciertamente por lo que Poza fue siempre conocido en toda Castilla fue por sus salinas, cuya sal se consumía en cientos de pueblos".
- Páginas de la Historia de Poza de la Sal. Javier Urcelay, Jaime Urcelay (2011).
La introducción comienza así: "Confieso que el convento de San Bernardino ha sido para mí un hallazgo de madurez. A pesar de haber pasado buena parte de los veranos de mi infancia en Poza, y de haber pateado en mi juventud hasta sus último rincones, las ruinas del convento franciscano no formaban parte de la Poza que me era familiar. No sé si porque estaba más lejos de lo que da para un paseo normal, o porque estos apuntaba con más frecuencia monte arriba por las salinas o camino de Cucón, hacia el río. A decir verdad, tampoco oí a nadie, ni en casa ni fuera de ella, hablar de que allí, en la zona de los Molinos, hubiera algo que mereciera la pena. Ignorancia imperdonable, porque no sólo me perdía con ello las ruinas del convento al que dedico ahora este trabajo, sino también las de la "fábrica de luz" de El porvenir de Poza, con cuya creación tanto tuvo que ver mi propia familia."
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